viernes, 26 de julio de 2013

PREGÓN DE FIESTAS DE SANGONERA LA VERDE 2013



PREGÓN DE FIESTAS 2013
SANGONERA LA VERDE
EN HONOR DE NUESTRA SEÑORA REINA DE LOS ÁNGELES

FRANCISCO JIMÉNEZ PÉREZ. CRONISTA OFICIAL








El agradecimiento es un principio y un deber. Desde mi más profundo respeto y sincero afecto a todos los presentes, vaya mi salutación agradecida a nuestro querido Alcalde D. Juan Jiménez, a la Comisión de Fiestas, a la Junta Municipal y a los distintos estamentos y Asociaciones que de una forma u otra, participan y colaboran en las actividades festivas. 

Como Cronista y Pregonero: Muchas gracias por vuestra presencia y atención.
Quiero iniciar el Pregón, como lo hice hace unos años: Invocando la protección de Ntra. Sra. La Reina de los Ángeles cuya Festividad anuncio en este momento. Y como entonces, a Ella me dirijo así: 

A ti te pido, Reina de los Ángeles, que me des la palabra justa y precisa para cantarte las glorias de mi pueblo, que son las tuyas, porque para los sangonereños, no hay nada más grande que tu amor…
      Dame la gracia extraordinaria,
      para conseguir que el corazón,
      se eleve con emoción;
      pero de forma y manera
      que este Pregón, sea gloria 
      de las glorias de Sangonera.

Dicen los entendidos que se espera de un Pregón que diga algo nuevo y que recuerde a la vez, algo ya pasado sobre la historia del pueblo.
Esto es lo que tengo más claro. Soy testigo afortunado de la historia de nuestro pueblo. El Cronista de lo que vivió, de lo que le contaron y de lo que investigó.
Nunca me alejé de mi pueblo demasiado tiempo. Aquí nací y me crié en el mismo corazón del pueblo, en la Plaza, justo en la Calle Mayor, donde hoy hay una Relojería de una familia entrañable para mí.
Los niños de aquella época no disponíamos de los medios y adelantos técnicos de ahora, pero fuimos felices jugando en la calle, a la salida del Colegio… teníamos la alegría de vivir, gozar, saltar, correr… éramos muy de la calle.
Mis hermanos, mis vecinos y yo, sentíamos una especial predilección por un enorme corral que mis padres tenían en la Plaza. Nos encantaba sentir allí el otoño, la caída de las hojas de todos los árboles; refugiarnos allí de las lluvias del invierno y dormir todas las siestas del verano.
No necesitábamos juguetes comprados, ya que hacíamos escopetas, pistolas y hasta carros de combate con las palas de los higos chumbos.
La época de la trilla era también un disfrute: Nos subíamos en el Trillo y nos sentíamos Sabú, el héroe de la película “El Ladrón de Bagdag”. Luego nos revolcábamos en la paja, aunque después tuviéramos que padecer sus picores.
Las noches eran mágicas. Nos sentábamos en la Plaza a jugar, hablar y cantar. No he vuelto a ver cielo tan limpio ni noches tan estrelladas.
Siempre juntos, siempre peleados; en la acequia, en la Era, en la Plaza, en el Colegio… jugando con la pelota de trapo, descalzos, cogiendo nidos…
Pero también escuchábamos a los mayores, con sus problemas de salud y lamentándose de no tener trabajo. Aunque a este respecto, un hombre mayor, vecino, el Tío Oreja, solía repetir:

       “Dengún hombre hay en el mundo,
       que sin trebajo se encuentre;
       qu’asta el que no tié trebajo,
       bastante trebajo tiene”.

Dicen que somos lo que aprendemos de niños, y si es así, pues soy lo que aprendí aquí.
Me quedé impregnado de este pueblo para toda mi vida. Y no es que me sienta más sangonereño que nadie, sino que siempre me he sentido más yo mismo con Sangonera. No yo un trozo de este lugar, sino Sangonera una porción de mi ser.
Por tanto, ¿Cómo servir al pueblo que tan bien me servía? ¿Qué hacer con una tierra unida a mí, como la uña a la carne? Y señoras y señores: Decidí servir a mi pueblo, para jamás servirme de él.
Esta reflexión despertó en mí el deseo de investigar y estudiar la verdadera historia de nuestro pueblo. Me ayudó mucho una frase de uno de los pensadores más grandes que ha dado España: D. Marcelino Menéndez y Pelayo: “El pueblo que no sabe de su historia, es pueblo condenado a irrevocable muerte… Sólo el conocimiento del pasado nos señala el camino del futuro…”
Y nuestra historia como pueblo comienza en una Porciúncula, en una sencilla Ermita, levantada al pie de la Sierra de Carrascoy por unos frailes de la Orden de San Francisco que estaban realizando su trabajo evangelizador y misionero por estos parajes en el Siglo XVI.
Fue la primitiva Ermita Nueva que se puso bajo la advocación de Nuestra Señora Reina de los Ángeles. Alrededor de aquella Porciúncula se asentaron e instalaron nuestros predecesores en el tiempo.
Así nació nuestra Ermita Nueva. Así nació Sangonera.

       En la falda de Carrascoy,
       donde Sangonera es hoy;
       cinco siglos transcurrieron,
       de aquel Agosto, la alborada.
       Dos monjes franciscanos,
       una humilde Porciúncula levantaron,
       a Santa María de los Ángeles, dedicada.
       Entre la Sierra de Carrascoy,
       y el Sangonera, se alza;
       Ermita pequeñita aquella,
       donde los Ángeles cantan.
       Y la Reina sonriente
       desde su Porciúncula habla:
       “Estaré siempre con vosotros,
       mañana, tarde y madrugada”.
       Desde el abuelo hasta el nieto,
       corre la gente a admirarla;
       y millares de promesas,
       del corazón y labios escapan.
       Sobre la Ermita juegan,
       como niñas dos campanas;
       anunciando a los sangonereños
       elixir para sus almas.
La Reina de los Ángeles, desde que fue instalada y venerada en aquella Porciúncula, viene siendo norte y guía de cuantas generaciones han poblado esta bendita tierra nuestra.
Y por esta razón, el hoy templo y ayer Ermita, se ha venido vistiendo de gala todos los meses de Agosto, de todos los años, desde hace cinco siglos.
La Reina de los Ángeles y Sangonera. Dos realidades unidas a través de los Siglos. Esta es la gran verdad.
Y aquí estamos, años después, para sostenerla, defenderla y proclamarla.
Porque somos conscientes que al defender la vinculación de Sangonera con su Patrona, estamos sosteniendo, proclamando y confirmando, lo mejor de las esencias de nuestro pueblo.
¡Nuestra Patrona! ¡Nuestra Reina de los Ángeles!
       Reina de los Ángeles,
       déjame que te respire
       y que contigo me asombre.
       Si tire por donde tire,
       siempre me sale tu nombre.
       Porque si todo en ti es grande
       es porque todo eres tú,
       y tú, eres más tú que nadie. 
El día 2 de Agosto del año 2009, tuvo lugar en Sangonera, uno de esos acontecimientos que enaltecen a los pueblos: Celebramos el 50 Aniversario en unos actos que culminaron con la Coronación Canónica de nuestra Reina por el Excmo. y Rvdmo. Obispo de la Diócesis, Sr. D. José Manuel Lorca Planes. Nos cupo el honor de que el acto de la Coronación fuera su primera visita pastoral en Murcia. 
       Toda Sangonera tuya,
       Reina y Madre coronada
       qué bien te queda ese manto,
       hace más bella tu cara.
       Todo corona, señora,
       para que conocer se pueda;
       que como Sangonera,
       nunca nadie así quisiera.
       Reina de los Ángeles,
       Patrona venerada;
       mira si te quiere tu pueblo
       que hasta tres veces;
       has sido, entre cánticos, coronada.
Apenas un año después, el día 12 de Mayo del año 2010, la Reina de los Ángeles, de los Cielos y de la Tierra, el orgullo de nuestra raza, llenó de gozo las calles más emblemáticas de Murcia; desde el Carmen a la Catedral fue llevada a hombros de sus costaleros, hasta dejarla colocada junto a la reja del Presbiterio frente a la Virgen de la Fuensanta.
La peregrinación de Sangonera y su Reina de los Ángeles a la Catedral murciana, marca un antes y un después, en la historia de nuestro pueblo. Una fecha realmente memorable.
       En la Iglesia del Carmen,
       doblan campanas;
       anuncian la llegada,
       de la Reina coronada.
       Recibida fue con los sones,
       del Himno Nacional de España,
       sinceras lágrimas en los ojos,
       de nuestra gente emocionada.
       Honor y gloria a la Reina,
       respetuoso silencio de la multitud,
       en el templo congregada.
       Del Carmen a la Catedral,
       Avda. de Colón, Plaza Camachos,
       Puente de los Peligros, Tornel,
       La Glorieta y el Arenal.
       Bailes, cánticos y parrandas,
       nuestra gran Peña El Cuartillo;
       ameniza la solemne procesión,
       hasta su llegada a la Catedral.
       Benditos estos mozos y mozas,
       que a nuestra Patrona ensalzan
       y un Dios te Salve, Reina,
       de las almas de mi alma;
       de los cánticos y de las flores,
       porque cada paso, cada momento,
       un sinfín de sentimientos.
       Murcia con devoción la ve pasar,
       tan egregia y tan señera;
       y se une al homenaje,
       que le rinde Sangonera.
       En aquel doce de Abril,
       se abriron los cielos para verla;
       espléndida y romera mañana,
       el pueblo la siente tan cerca;
       que es como si la tocara,
       tocando en ella la Gloria
       y el resplandor de su gracia.
       En el Puente de los Peligros,
       nuestro Pedro el Cardoso,
       unas preciosas “décimas” dedica;
       a la Reina entre las Reinas,
       a nuestra Patrona ¡la más bonica!:

             “Al Barrio Carmelitano,
             nuestra Patrona ha venido;
             y con Ella se ha traido,
             a Sangonera en la mano.
             Y con un gesto muy llano,
             derramando la humildad,
             todos sabéis que es verdad;
             que da cariño a montones,
             uniendo los corazones,
             del campo y de la ciudad.
             Déjenme que les recuerde,
             y pienso que a todos cuadre
             que esta es la mejor madre,
             de Sangonera la Verde.
             El amor no se le pierde,
             y hasta pasiones levanta;
             y por ser su gracia tanta,
             y su amor tan especial;
             la espera en la Catedral,
             la Virgen de la Fuensanta”. 
       Toda Sangonera, toda
       camino se puso en marcha,
       atrás quedaba el pueblo sólo,
       solas las calles y plazas,
       y solo, triste y vacío,
       el camarín de su casa.
       ¡Qué vacío siente la Iglesia,
       cuando la Reina falta!
       Y cuando llega ¡Qué lleno!
       ¡colma la Iglesia su cara!
       Volverá el pueblo con ella,
       lo mismo que se marchaba,
       rodeándola, abrazándola,
       besándola con todo el alma.
       Y un Dios te Salve, Reina
       por los Ángeles alabada.
       ¡Cuidado con ese Niño
       que de las manos se escapa,
       San Francisco, atento, no le quita mirada.
       Aquel inolvidable Doce de Mayo,
       un gran acontecimiento tuvo lugar:
       La Reina de los Ángeles y la Fuensantica,
       de su Porciúncula, de Sangonera,
       a la Santa Iglesia Catedral.
Y ya para terminar quiero proclamar a los cuatro puntos cardinales del pueblo, a la buena gente de sus Barrios, que María, la mujer más pura, más humilde, más fuerte, más noble, más dulce, más hermosa, la Madre de Dios, la Reina de los Ángeles, de los Cielos y de la Tierra, llenará de gozo nuestras calles y será paseada a hombros para que su gloria sea modelo de virtudes, donde se modele nuestro querido pueblo.
       Sangonera se te declara,
       porque siempre dices sí,
       a su alma enamorada.
       Gloria tú nunca quisiste,
       mas como la gloria te sobra,
       con este Pregón, Señora,
       ¡gloria tuya en mí pusiste!
       ¡Viva nuestra Patrona!
       ¡Viva la Reina de los Ángeles!